María Jesús Montero en la jura del cargo.
8 junio, 2018 02:05
A partir de ahora María Jesús Montero será la responsable de guardar los dineros, pero también de hacer que las cuentas cuadren. Todo un rompecabezas, pues deberá combinar la expansión económica que promueve el programa del PSOE con un recorte del déficit hasta el 2% del PIB y la reducción de la deuda, actualmente en el 98,3% del PIB.
María Jesús Montero lideró la oposición de las comunidades autónoma a la reforma de la financiación autonómica que proponía su antecesor. Según sus cuentas cuando era consejera de Hacienda en la Junta de Andalucía, las autonomías presentan una infrafinanciación de 16.000 millones de euros, una cifra que equivale a cerca del 1,5% del PIB. Ahora se verá si puede cumplir con sus exigencias anteriores y, sobre todo, qué impuestos utiliza para ‘regar’ de dinero a las autonomías.
Este tercer reto va ligado al anterior. Montero se opone frontalmente a la competencia fiscal entre comunidades y aboga por una armonización. Es decir, igualar -por ejemplo- sucesiones y donaciones, lo que anticipa un choque con la Comunidad de Madrid. En paralelo, la Ministra de Hacienda tendrá que decidir qué ocurre con los impuestos estatales. En su primera aparición pública ha descartado que vaya a subir los impuestos, pero a nadie se le escapa que el PSOE es partidario de incrementar los medioambientales y la creación de algunos como el de la banca o el de las empresas digitales que ya dejó esbozado Montoro.
La economía sumergida en España ronda el 25% del PIB, así que todos los ministros de Hacienda buscan la manera de acabar con ella. Luchar contra el fraude fiscal a través de la Agencia Tributaria es su mejor herramienta. Así que desde Gestha (los técnicos de Hacienda) piden a la ministra un nuevo plan de ataque. Sus cálculos dicen que, a medio plazo, podrían recaudarse 40.000 millones de euros. Una cifra muy apetecible que le vendría muy bien a Montero para financiar algunas partidas de gasto.
Aunque el Gobierno Sánchez quiere cambiar las políticas del PP, su compromiso con Europa le impide dar manga ancha a las comunidades. El reto de Montero a partir de ahora estará en ser capaz de convencer a sus antiguos colegas de que no pueden pasarse gastando dinero. El ministerio de Hacienda será también el que se ocupe de controlar las cuentas de Cataluña. El anterior Gobierno somete a una estrecha vigilancia los pagos de la Generalitat para comprobar que no se paga nada relacionado con la independencia, y ella ya se ha comprometido a mantener esos procedimientos. Una muestra más del compromiso del Ejecutivo Sánchez con la Constitución ante el desafío nacionalista.